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Teoría de Apego: Temerosos

Siguiendo la teoría de apego que ya discutimos, en esta entrada quiero hablar un poco más del cuarto cuadrante que es el de los altamente ansiosos y altamente evasivos.

La alta ansiedad nos indica un sistema de apego muy susceptible. Este sistema de apego se dispara de una manera rápida, franca y sin miramientos. Por ejemplo, las personas que tienen alta ansiedad son propensas a ser muy celosas, ya que todo tipo de «señales» su sistema de apego lo procesa como una señal de alerta a la cual deben de reaccionar y sobre la cual deben de actuar para no perder a su objeto de afecto.

La alta evasión nos indica que buscan mantener distancia con sus objetos de afecto. Consideran una amenaza a su seguridad el hecho de obtener intimidad emocional y/o física. Estas personas son muy propensas a mandar «mensajes mixtos» palabras, actitudes, o lenguaje corporal que indican una necesidad y gusto por la otra persona, pero se contradicen de inmediato al marcar distancia y dejar las cosas sin solución.

La combinación de ambas características es una de las contradicciones más grandes de estos cuatro grupos. Por un lado los «temerosos» tienen una gran ansiedad por encontrar a una persona con la cual compartir y lograr intimidad. A pesar de ello batallan mucho para encontrarlo ya que de una u otra manera siempre encuentran la forma de no entablar una relación o en su defecto, ya que tienen la relación se encargan de boicotearla.

Un ejemplo claro de estas personas es aquella que siempre tiene el recuerdo del «ex«. A esta estrategia se le llama el » Ex Fantasma» (y tiene la misma cualidad del «Ideal«) y se caracteriza por la continua búsqueda de una persona que cumpla con toda la «idealización» de una pareja. Cada pretendiente es medido contra este «ideal» y si no cumple es descartado. El «Ex Fantasma» es muy conocido dentro de las relaciones, ya que cada vez que la pareja actual no cumple con la expectativa el evasivo saca a relucir a ese «ex» que todo lo podía. Como sabemos nadie puede competir con un ideal.

Hay que comprender que los «Temerosos» no hacen esto de manera consciente, ni buscan lastimar a sus parejas, sino que tienen un gran conflicto interna tratando de conciliar sus deseos contradictorios de deseo de intimidad y miedo ante ella.

Personas de Calidad

Conocer personas de calidad es algo de lo cual no se puede presumir continuamente. Las personas de calidad no son sencillas de encontrar, no sólo porque para cada quien «la calidad» va variando según sus intereses, valores y forma de ver la vida, sino también porque la generalidad de las personas no ven más allá de su limitado mundo.

El auto-conocimiento es imperante para reconocer a las personas de calidad. La razón es sencilla, cuando nos conocemos sabemos que deseamos y por ende sabemos que valores debe poseer una persona que nos llena espiritualmente. Entablar una plática con alguien que nos haga reflexionar, y que después de ello sintamos que somos una mejor persona no se le debería dejar a la suerte. Por el contrario debe haber un trabajo previo para forzar las circunstancias que nos permiten descubrir a este tipo de personas.

Contrario a lo que se cree y nuestra cultura valora, las personas de calidad son las que aseguran relaciones de duración por encima del promedio y que trascienden más allá de los fugaces sentimientos. A eso se le denomina en nuestra sociedad como «tener fondo» que es precisamente lo contrario a «ser superficial«. Lo ideal entonces es enamorarse de una persona de calidad. Lastimosamente no es tan sencillo como parece.

Según nuestra dinámica de parejas, el primer corte se realiza por medio de la vista. La persona nos tiene que gustar. Poco hay que hacer, si la persona no nos gusta, ahí no va a pasar nada. El segundo corte se realiza por medio de los valores intrínsecos de la persona, es decir un juicio de su desenvolvimiento frente a nuestros ojos. Dos cortes durísimos y como vemos «la calidad» aún no entra en juego. Es innecesario recalcar que las personas que pasan estos filtros y que además «son de calidad» son demasiado pocas. No es extraño que continuamente se escuchen las quejas de malas elecciones, cuando los filtros y estrategias de búsqueda no van encaminados a encontrar calidad en nuestras parejas.

Por eso el internet me cae bien. La gente vale por su calidad, ahí los dos filtros más importantes se eliminan. No hay manera de ver a la persona (y si la vemos desconfiamos) ni tampoco hay una evaluación uno a uno, sólo hay letras por medio de una pantalla dónde podemos tomarnos el tiempo de reflexionar lo que hacemos (eliminando el lenguaje corporal que pocas personas saben realmente interpretar). No es raro entonces que quitando los dos grandes obstáculos que nos auto-imponemos encontremos en la red más personas de calidad que en el mundo físico. Lo malo es después. Cuando ese mundo virtual debe confrontarse a la realidad y la vista decepciona, el filtro se vuelve a activar, y volvemos a boicotear nuestra felicidad. ¿Triste no?

Lo ideal es que además de que la persona nos guste, sea de calidad, pero eso casi no pasa. En serio, pasa tan pocas veces que resulta ocioso analizarlo.

Fiestas en Pareja

Estas fechas decembrinas no son ni remotamente la etapa más feliz para las parejas que aún no formalizan. No son raras las peleas y desacuerdos dónde las personalidades que cada una de las personas que forman la relación se confrontan con resultados poco amigables.

Los desacuerdos más que nada tienen que ver con las formas de ver la vida, las prioridades sociales y sobre todo la cultura a la que cada uno pertenece. Por ejemplo, Navidad por alguna razón tiene una connotación más familiar que el Año Nuevo, aunque esto no es verdad en todos los casos cuando tenemos esta manera de ver las fiestas esperamos que nuestra pareja las comparta. Sucede que también a nuestra pareja le pasa lo mismo, y es ahí cuando el juego de control y egoísmo que cada relación humana representa se hace latente en todo su esplendor.

Un caso común es cuando «el novio» no invita a su «novia» a cenar en Año Nuevo con su familia. Mientras ella piensa que «como me quiere querrá estar conmigo en esta fecha«, él puede pensar «como me quiere me dejará estar con mi familia este día«. Cuando dos pensamientos así suceden, nos encontramos al borde de un mal entendido épico. Asumir lo que la otra persona piensa y hará en consecuencia sólo tomando en cuenta como lo haríamos nosotros es no sólo egoísta sino un pasaje seguro al sufrimiento y la desilusión. «Si fuera yo querría estar contigo» no sólo es egoísta e impositivo sino un chantaje demasiado barato que como dicen «si realmente me quisieras no me dirías eso«.

Ante esto, lo mejor es prevenir. Las pláticas a futuro son importantes, y entre más lejanas sean las fechas y más rápido sucedan dichas pláticas en la relación conllevarán a no sólo conocer a nuestra pareja, sino además a tomar mejores decisiones que no terminarán en desilusiones inevitables. Desde el inicio y en mero enamoramiento discutir acerca de lo que se piensa de la Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, etc. nos da la idea exacta de lo que nuestra pareja espera de nosotros, dándonos la oportunidad de saber si estamos con la persona correcta.

Cuando los malentendidos suceden, entonces es importante dialogar. Nuestra pareja actúa con base en sus costumbres y forma de ver la vida, y no es muestra irrefutable de su desamor o egoísmo, sino simplemente es una muestra de nuestro error al no prevenir y de que no conocemos a la persona que decimos querer. Dialogar y escuchar a nuestra pareja sobre sus principios y expectativas es importantísimo para solventar frustraciones que a la postre ocasionarán más problemas.

** Entrada dedicada a Emi.

Necesidades Y Noviazgo

Quisiera imaginarme que esta pregunta la realizó una de esas personas que trata de entender de una manera racional lo que es el sentimiento de enamoramiento para de una u otra forma comprender como controlarlo. Lo más probable es que sea una tarea de la escuela, pero nada me cuesta creer en que hay gente por ahí afuera que es consciente que “el amor” (como sentimiento) no es más que saciar necesidades (que si bien, básicas) están muy sobrevaluadas en nuestra cultura consumista.

Antes de poder contestar esa pregunta, tenemos que saber cuáles son las necesidades humanas básicas. Dependiendo a que autor se arrimen habrá diferentes teorías, todas ellas criticables e incompletas. Maslow planteó una pirámide con 5 niveles , por su lado la psiquiatra Katherine Horney la analiza como dos necesidades afecto y cariño , la cual en lo particular es la que más se me acomoda porque hace una distinción muy interesante entre el afecto y el cariño (siendo el cariño el sentimiento que sólo una pareja nos puede dar, subelemento del afecto que es más amplio como el de amigos y familiares). Una “relación amorosa” es aquella que cubre precisamente esa necesidad, la necesidad afectiva de “cariño”; por lo que esa es la necesidad mínima necesaria para que se establezca ese vínculo emocional afectivo (amoroso).

Pero para saber que necesidades se cubren con un noviazgo debemos analizar precisamente como se forma dicho noviazgo. Lamentablemente esto sí va variando según la pareja, la persona y hasta el momento de la vida y del mismo noviazgo.

Una forma de saber que necesidades nosotros queremos llenar con un noviazgo es analizar las razones por las cuales estamos con una pareja. Si todas son del tipo “me hace sentir especial”, “lo quiero”, “no puedo vivir si me falta”, etc. todas estas sólo indican una necesidad afectiva hasta cierto punto satisfecha. Cuando las causas van variando como “porque le admiro” estamos hablando de necesidades de identidad y pertenencia (analizados por Maslow). Como podemos ver es muy complejo y no sencillo de analizar sin hacer una correcta investigación. La necesidad secundaria que se satisface es la sexual. Claro que es importante pero yo diría que es secundaria porque esta se puede satisfacer de muchísimas otras formas, como con encuentros fortuitos con extraños (si es que la persona lo considera moral).

En nuestra sociedad, tendemos a creer que la necesidad de cariño sólo nos la puede proporcionar la pareja. Esto no es así; sin embargo sí es una manera sencilla y efectiva de satisfacerla. Es por ello que en derredor de satisfacer esa necesidad, se ha creado todo tipo de creencias y mitos acerca de lo que la pareja debe hacer por nosotros «si realmente nos ama«. Todos llegamos con ciertas expectativas a una relación y es comunsísimo que cuando una pareja no cubre todas nuestras necesidades (expectativas), digamos que o no nos ama suficiente o que no estamos haciendo algo bien. Esta forma tan agresiva de satisfacer esta necesidad es lo que ocasiona que tantas parejas, que cubren otras muchas necesidades y que tal vez no están a la altura de las expectativas (pero sí de las necesidades),  lleguen a deshacerse por esa imperiosa ansiedad de «satisfacer dicha necesidad» más allá de lo que realmente necesita ser satisfecha. De hecho nuestra cultura enfatiza la «responsabilidad de nuestra pareja» por satsifacer toda necesidad afectiva (en todo el sentido de la palabra) lo que de inmediato crea víctimas potenciales de depresión ya que hacer responsable a una sola persona de satisfacernos de esa manera no es sano; a pesar de ello, esto explica porqué tantas parejas satisfaciendo esta necesidad (aunque sea sólo en sus mentes en pequeña cantidad) mantengan relaciones que no tienen nada en común.

Claro que como en todo, va variando y cada caso tiene que analizarse para poder llegar a una generalización que pecará de limitada, pero que puede ayudar a entender si estamos satisfaciendo nuestra necesidad afectiva con una persona, estamos llenando más que esta o estamos tratando de obligar a la persona a que nos resuelva una necesidad. Esto pega con el principio básico del amor que dicta que es unilateral e incondicional, nuestra pareja no tiene la obligación de satisfacer nuestras necesidades. Sí, es complicado.

Lo que sí puedo decir es que una relación será tan fuerte como las necesidades que AMBOS satisfagan con ella. Y resalto el ambos porque cuando sólo es uno el que satisface sus necesidades se pierde todo equilibrio en la relación propiciando un alejamiento de la parte que recibe menos (porque al fin de cuentas esa necesidad se tiene que satisfacer).