Archivo mensual: diciembre 2010

Fiestas en Pareja

Estas fechas decembrinas no son ni remotamente la etapa más feliz para las parejas que aún no formalizan. No son raras las peleas y desacuerdos dónde las personalidades que cada una de las personas que forman la relación se confrontan con resultados poco amigables.

Los desacuerdos más que nada tienen que ver con las formas de ver la vida, las prioridades sociales y sobre todo la cultura a la que cada uno pertenece. Por ejemplo, Navidad por alguna razón tiene una connotación más familiar que el Año Nuevo, aunque esto no es verdad en todos los casos cuando tenemos esta manera de ver las fiestas esperamos que nuestra pareja las comparta. Sucede que también a nuestra pareja le pasa lo mismo, y es ahí cuando el juego de control y egoísmo que cada relación humana representa se hace latente en todo su esplendor.

Un caso común es cuando «el novio» no invita a su «novia» a cenar en Año Nuevo con su familia. Mientras ella piensa que «como me quiere querrá estar conmigo en esta fecha«, él puede pensar «como me quiere me dejará estar con mi familia este día«. Cuando dos pensamientos así suceden, nos encontramos al borde de un mal entendido épico. Asumir lo que la otra persona piensa y hará en consecuencia sólo tomando en cuenta como lo haríamos nosotros es no sólo egoísta sino un pasaje seguro al sufrimiento y la desilusión. «Si fuera yo querría estar contigo» no sólo es egoísta e impositivo sino un chantaje demasiado barato que como dicen «si realmente me quisieras no me dirías eso«.

Ante esto, lo mejor es prevenir. Las pláticas a futuro son importantes, y entre más lejanas sean las fechas y más rápido sucedan dichas pláticas en la relación conllevarán a no sólo conocer a nuestra pareja, sino además a tomar mejores decisiones que no terminarán en desilusiones inevitables. Desde el inicio y en mero enamoramiento discutir acerca de lo que se piensa de la Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, etc. nos da la idea exacta de lo que nuestra pareja espera de nosotros, dándonos la oportunidad de saber si estamos con la persona correcta.

Cuando los malentendidos suceden, entonces es importante dialogar. Nuestra pareja actúa con base en sus costumbres y forma de ver la vida, y no es muestra irrefutable de su desamor o egoísmo, sino simplemente es una muestra de nuestro error al no prevenir y de que no conocemos a la persona que decimos querer. Dialogar y escuchar a nuestra pareja sobre sus principios y expectativas es importantísimo para solventar frustraciones que a la postre ocasionarán más problemas.

** Entrada dedicada a Emi.

Superficialidad

Una buena costumbre de la cual tenemos que hacernos es siempre cuestionar los estándares y estereotipos. Las razones son varias pero yo pondría sobre todas ellas la necesidad de definirnos como individuos y no como miembros de una masa. En el momento en que podemos cuestionar lo que nunca nos cuestionamos aprendemos a no tomar por sentado nada y a aprender que una concepto tiene muchísimas interpretaciones, lo cual nos llevará irremediablemente a una empatía que nos ayudará a entendernos mejor.

Ser tachado de superficial es algo que a más de uno le produce terror. A pesar de eso, hay quienes si bien no le tienen miedo a las etiquetas desnudan la hipocresía de dicha acusación haciendo la pregunta evidente ¿No somos todos superficiales? ¿Quién define qué es y que no es superficial? ¿Es malo ser superficial?

La percepción generalizada es que ser superficial es fijarse sólo «en el exterior» de una persona mientras que fijarse «en el interior» no es superficial. Es aquí cuando los conceptos se vuelven confusos, entonces decir que algo del exterior de una persona te gusta es ser superficial, nada más que en diferentes grados; entonces todos somos superficiales en menor o mayor medida. Hay quienes comprenden la palabra superficial como los que sólo se fijan en lo inmediato (la apreciación física es inmediata), mientras que lo no superficial es «apreciar a una persona por lo que es no por lo que se ve«. Encuentro muy poco probable que esto pueda ocurrir, nadie puede estar con alguien que le desagrada, entonces seguimos bajo el mismo precepto, «todos somos superficiales«. Muchísimas interpretaciones de lo que es o no es superficial pero algo queda como común denominador, superficial entonces se refiere a «la superficie de una persona«.

A pesar de esto que parece evidente, la pregunta entonces se hace presente ¿Sólo los que se fijan en «la superficie» de la persona son superficiales? Muchas parejas he encontrado a lo largo de mi ejercicio «consejero» que me demuestran lo contrario: la superficialidad se encuentra patente en todos los aspectos de nuestra vida. ¿Acaso las parejas que únicamente están juntas por lo que «se hacen sentir» no son superficiales? ¿Quién dice que aquellos que discriminan por «la inteligencia» no son superficiales? ¿Acaso no es igual de superficial quién da consejos creyendo saber cuándo realmente no ve más allá de su propia realidad? Las preguntas pueden seguir y el concepto de superficialidad cada vez muestra más y más su ambigüedad. ¿Qué es ser superficial?

Algo es seguro cada quién define la superficialidad dependiendo qué es para cada quien importante. Y quién tacha a alguien de «superficial» muestra su superficialidad para hablar de dicho tema. No hay temas superficiales, sólo hay conocimiento superficial.